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GONZALO DE BERCEO
De cómo Teófilo fizo carta con el diablo
de su ánima et después fue convertido e salvo
In: Milagros de Nuestra Señora
Gonzalo de Berceo
(manuscrito 93 del Archivo de la Abadía de Santo Domingo de Silos)
http://www.cervantesvirtual.com/
 

Del pleito de Teófilo vos querría fablar,
tan precioso miraclo non es de oblidar,
ca en eso podremos entender e asmar
que vale la Gloriosa qui la sabe rogar.

Non querré, si podiero, la razón alongar,
ca vos habriédes tedio, yo podrie pecar;
de la oración breve se suele Dios pagar,
a nos ésa nos dese el Criador usar.

Era un homne bono de granada facienda,
habié nomne Teófilo como diz la leyenda,
homne era pacífico, non amaba contienda,
bien sabié a sus carnes tenerlas so su rienda.

En el logar do era contenié grant bailía,
de su señor el bispo tenié la vicaría;
de los de la eglesia habié la mejoría,
fuera que el obispo habié la nomnadía.

Era entre sí misme de buena contenencia,
sabié haber con todos paz e grant abenencia;
homne era temprado, de buena conocencia,
era muy bien condido de sen e de cïencia.

Vistié a los desnudos, apacié los famnientos,
acogié los romeos que vinién fridolientos;
daba a los errados buenos castigamientos,
que se penitenciasen de todos fallimentos.

Non habié el obispo embargo nin lacerio,
fuera cantar su misa e rezar so salterio;
elli lo escusaba de todo ministerio,
contar las sus bondades serié grant reguncerio.

Amábalo el bispo mucho de grant manera,
porque lo escusaba de toda facendera;
los pueblos e las gentes habiénlo por lumnera,
que él era de todos cabdiello e carrera.

Cuando vino el término que hobo de finar,
non podió el bispo el punto traspasar;
enfermó e murió, fo con Dios a folgar:
déli Dios paraíso, si se quiere rogar.

Los pueblos de la tierra, toda la clerecía,
todos dicién: «Teófilo aya la bispalía,
entendemos que yace en él la mejoría,
él conviene que aya la adelantadía.»

Envïaron sos cartas al metropolitano
por Dios que de Teófilo non mudase la mano,
ca eso tenién todos por consejo más sano,
lo ál serié ivierno, esto serié verano.

Envïaron por elli los del arzobispado,
disiéronli: «Teófilo, prendi esti obispado,
ca todo el cabillo en ti es otorgado,
e de todos los pueblos eres tú postulado.»

Recudiólis Teófilo con grant simplicidat:
«Señores, mudat mano por Dios e caridat,
ca non só yo tan digno pora tal dignidat,
en fer tal electïón serié grant ceguedat.»

Diso el arzobispo: «Quiero que vos fabledes;
esta electecion quiero que la tomedes.»
Dísoli don Teófilo: «Tanto non contendredes
que a todo mi grado a ello me levedes.»

Los de la canongía, si lis plogo o non,
hobieron a facer otra electïón;
el bispo que pusieron enna ordinación
metió otro vicario enna ministración.

Corrién los pleitos todos al vicario novel,
serviénlo a Teófilo mas plus servién a él;
cogió celo Teófilo, cempelló el doncel,
cambióse en Caín el que fuera Avel.

En casa del obispo non era tan privado,
como solié ser con el otro pasado;
fo en so voluntat fierament conturbado,
habiélo lo envidia de su siesto sacado.

Teniése por maltrecho e por ocasionado,
de grandes e de chicos vediése desdeñado;
cegó con grant despecho e fo mal trastornado,
asmó fiera locura, yerro grant desguisado.

Do moraba Teófilo, en esa obispalía,
habié y un judío en esa judería;
sabié él cosa mala, toda alevosía,
ca con la uestantigua habié su cofradría.

Era el trufán falso pleno de malos vicios,
sabié encantamientos e muchos maleficios;
facié el malo cercos e otros artificios,
Belcebud lo guïaba en todos sus oficios.

En dar consejos malos era muy sabidor,
mataba muchas almas el falso traïdor;
como era vasallo de mucho mal señor,
si él mal lo mandaba él faciélo peor.

Cuidábanse los homnes que con seso quebraba,
non entendién que todo Satanás lo guïaba;
cuando por aventura en algo acertaba
por poco la gent loca que no lo adoraba.

Habiélo el dïablo puesto en grant logar,
todos a él vinién consejo demandar;
lo que lis él dicié, faciégelo probar,
sabié de mala guisa los homnes engañar.

Teniénlo por profeta todos, chicos e grandes,
todos corrién a elli como puercos a landes;
los que enfermos eran levábanlos en andes;
todos dicién: «Faremos qequiere que tú mandes.»

Teófilo mesquino, de Dios desaramparado,
venciólo so lucura e mueda del Pecado;
fo demandar consejo al trufán dïablado
cómo podrié tornar al antiguo estado.

Dísoli el judío: «Si creerme quisieres,
rehez puedes tornar en eso que tú quieres;
non ayas nula dubda, si tú firme sobieres
todo es recabdado, si non te repindieres.»

Recudióli Teófilo como ebellinado:
«Por eso vin a ti por seguir tu mandado.»
Dísoli el judío: «Seï asegurado,
cuenta que tu pleito todo es recabdado.

Ve folgar a tu lecho, torna a tu posada,
cras al sueño primero, la gente aquedada,
fúrtate de tus homnes, de toda tu mesnada,
ven tastar a la puerta e non fagas ál nada.»

Fo con esto Teófilo alegre e pagado,
tovo todo so pleito que era bien parado;
tornó a su posada durament engañado,
mucho más li valiera si se fuese quedado.

Luego la otra nochi, la gente aquedada,
furtóse de sus homnes, isió de su posada;
fo tastar a la puerta, ca sabié la entrada,
el trufán sovo presto, abrióli sin soldada.

Prísolo por la mano, la nochi bien mediada,
sacólo de la villa a una crucejada;
dís'l: «Non te sanctigues nin te temas de nada,
ca toda tu facienda será cras mejorada.»

Vío a poca de hora venir muy grandes yentes
con ciriales en manos e con cirios ardientes,
con su reï e medio, feos, ca non lucientes.
¡Ya querrié don Teófilo seer con sus parientes!

Prísolo por la mano el trufán traïdor,
levólo a la tienda do sedié el señor;
recibiólo el rei asaz a grant honor,
sí ficieron los príncipes que'l sedién derredor.

Díso'l luego el rei: «Don fulán, ¿qué buscades?
¿Qué present me traedes? Quiero que lo digades,
o ¿qué homne es ésti que vos me presentades?
Saberlo quiero luego - esto bien lo creades.»

Dísoli el judío: «Señor rey coronado,
ésti solié seer vicario del bispado,
quieriénlo todos mucho, era homne honrado,
tolliéronlo agora, ond es menoscabado.

Por eso es venido a tos piedes caer,
que li fagas cobrar lo que solié haber;
él fágate servicio a todo so poder,
habrás en él vasallo bueno a mi creer.»

Dísoli el dïablo: «Non serié buen derecho
a vasallo ajeno yo buscar tal provecho;
mas deniegue a Cristo que nos faz muy despecho,
facerli hé que torne en todo so bienfecho.

Deniegue al so Cristo e a Sancta María,
fágame carta firme a mi placentería,
ponga y su seyello a la postremería,
tornará en su grado con muy grant mejoría.»

Teófilo gana de en grant precio,
al placer del dïablo hobo a consintir;
fizo con él su carta e fízola guarnir
de su seyello misme que no'l podié mentir.

Partióse d'él con esto, tornó a su posada,
cerca era de gallos cuando fizo tornada;
no la entendió nadi esta so cabalgada,
fuera Dios a cual sólo non se encubre nada.

Pero perdió la sombra, siempre fo desombrado,
perdió la color buena, fincó descolorado;
pero Dios se lo quiso, non poder del Pecado,
tornó el malastrugo en todo su estado.

Tornó el fementido en todo so estado,
conocióse el bispo que habié mal errado,
que de la vicaría lo habié demudado.
«Señor -diso Teófilo- séavos perdonado.»

Si ante fo Teófilo bien quisto e amado
fo depués más servido e mucho más preciado;
Dios señero lo sabe, que es bien decorado,
si li vinié por Dios o si por el Pecado.

Visco algunos días en esta bien andanza,
habiendo con el bispo amor e grant privanza,
recibiendo del pueblo mucha buena pitanza,
mas en cabo firiólo Cristo con la su lanza.

Estando est vicario en esta vicaría,
cogió muy grant jactancia e grant vallitanía;
concibió vanagloria e grant eufanía
entendiéngelo todos que trayé lozanía.

El Señor que non quiere muerte de pecadores,
mas que salven las almas, emienden los errores,
tornó en est enfermo de mortales dolores,
que era decebido de malos traïdores.

Los vienes que ficiera ennos tiempos trocidos
el buen Señor non quiso que li fuesen perdidos;
reviscló los sus sesos que yacién amortidos,
abrió luego los ojos que tenié adormidos.

Respiró un poquiello, tornó en so sentido,
comidió su facienda, víose mal tañido;
comidió más adentro qué habié prometido,
allí cadió Teófilo en tierra amortido.

Diso entre sí misme: «Mesquino, malfadado,
del otero que sovi ¿quí me ha derribado?
La alma hé perdida, el cuerpo despreciado,
el bien que hé perdido no lo veré cobrado.

Mesquino pecador, non veo do ribar,
non trobaré qui quiera por mí a Dios rogar;
morré como qui yace en medio de la mar,
que non vede terreno do pueda escapar.

Mesquino ¡aï mí! Nasqui en hora dura,
matéme con mis manos, matóme mi locura;
habiéme asentado Dios en buena mesura:
agora hé perdida toda buena ventura.

Mesquino, porque quiera tornar enna Gloriosa,
que diz la escriptura que es tan pïadosa,
no me querrá oír ca es de mí sanosa,
porque la denegué, fiz tan esquiva cosa.

Non hobo mayor culpa Judás el traïdor
que por pocos dineros vendió a su señor;
yo pequé sobre todos, mesquino pecador,
que por mí non será ninguno rogador.

So perdido con Dios e con Sancta María,
perdido con los sactos por mi alevosía;
corté todas las cimas do los piedes tenía,
si nacido non fuese mucho mejor habría.

En día del judicio, yo, falso traïdor,
¿con cuál cara veré ante el nuestro Señor?
De mí fablarán todos, mesquino pecador,
non verá a la junta de mí otro peor.

Vidi en hora mala aquella vicaría,
escuché a un dïablo, busqué mi negro día;
matóme el trufán, el de la judería,
que mató otros muchos con mala maestría.

Yo non habíe mengua nin andaba mendigo,
todos me facién honra e placiélis comigo;
mas fui demandar mejor de pan de trigo,
yo busqué mi cuchiello: fuí mi enemigo.

Había qué vistir, había qué calzar,
había pora mí, había pora dar;
fui pora mercado día negro buscar,
debríame yo misme con mis manos matar.

Bien sé que d'esta fiebre non podré terminar,
non ha menge nin físico que me pueda prestar
si non Sancta María, estrella de la mar,
mas ¿quí será osado que la vaya rogar?

Yo mesquino fediondo que fiedo más que can,
can que yage podrido, non él que come pan
non me querrá oír, esto sélo de plan,
ca fui contra ella torpe e muy villán.

Que a los sanctos quiera meter por rogadores,
como del mi mal pleito todos son sabidores,
sanosos me son mártires, todos los confesores,
mucho más los apóstolos que son mucho mayores.

Non quiero por los piedes la cabeza desar,
a la Madre gloriosa me quiero acostar;
cadré a los sos piedes delante so altar,
atendiendo su gracia, allí quiero finar.

Allí terré ieiunos, faré aflictïones,
ploraré de los ojos, rezaré oraciones,
martiriaré las carnes, cebo de vervenzones,
ca metrá en mí mientes en algunas sazones.

Maguer la denegué como loco sendío,
que fui engañado por un falso judío,
firmemientre lo creo, enna su mercet fío,
que d'Ella nació Cristus que fue Salvador mío.

Que vaya al su tiemplo cras de buena mañana,
venir'm ha lo que veno a la egiptïana,
que priso grant porfazo como mala villana
fasta que la Gloriosa li fo entremediana.

Aunque me lo sufra Dios por la su pïadat,
que pueda entrar entro veer la magestat,
verá rayo o fuego o otra tempestat,
fará daño a muchos por la mi malveztat.

Aunque todo esto me quiera Dios sofrir,
que me deje en paz mi rencura decir,
en cuál razón empiece non puedo comedir,
nin asmo cómo pueda la mi boca abrir.»

Desemparó su casa e cuanto que habié,
non diso a ninguno lo que facer querié;
fue pora la eglesia del logar do seyé,
plorando de los ojos cuanto más se podié.

Echóseli a piedes a la Sancta Reina,
que es de pecadores consejo e madrina:
«Señora -diso- valas a la alma mesquina.
a la tu merced vengo buscarli medicina.

Señora, só perdudo e só desemparado,
fiz mal encartamiento e só mal engañado,
di non sé por cuál guisa la alma al Pecado,
agora lo entendo que fiz mal mercado.

Señora benedicta, reina coronada,
que siempre faces preces por la gente errada,
non vaya repoyado yo de la tu posada,
si non dizrán algunos que ya non puedes nada.

Señora, tú que eres puerta de paraíso,
en qui el Rey de Gloria tantas bondades miso,
torna en mí, Señora, el to precioso viso,
ca so sobeja guisa del mercado repiso.

Torna contra mí, Madre, la tu cara preciosa,
fáceslo con derecho si me eres sanosa;
non vaya más a mal que es ida la cosa,
torna sobre Teófilo, Reina glorïosa.»

Cuarenta días sobo en esta contención,
sufrié días e noches fiera tribulación;
de ál no li membraba si de esto sólo non:
clamar a la Gloriosa de firme corazón.

Plógo'l al Rey del Cielo al cuarenteno día,
contendiendo Teófilo en su tesurería,
apareció'l de noche Sancta Virgo María,
dísoli fuertes bierbos com qui con felonía.

Dísoli: «¿En qué andas, homne de auze dura?
Sobre yelo escribes, contiendes en locura;
hasta só de tu pleito, dasme grant amargura,
eres muy porfidioso, enojas sin mesura.

Faces peticïones locas e sin color,
a nos ás denegados, busquest otro señor;
don renegado malo, de Judas muy peor,
non sé por ti quí quiera rogar al Criador.

Yo vergüenza habría al mi Fijo rogar,
non sería osada la razón empezar:
el qué tú deneguesti e busquesti pesar,
non nos querrá oír ni a ti perdonar.»

«Madre - diso Teófilo - por Dios e caridat,
non cates al mi mérito, cata a tu bondat;
de cuanto que tú dices, todo dices verdat,
ca só sucio e falso, pleno de malveztat.

Repiso só, Señora, válame penitencia,
ésa salva las almas, tal es nuestra creencia,
ésa salvó a Peidro que fizo grant falencia,
e lavó a Longino de muy grant vïolencia.

La sancta Magdalena, de Lázaro hermana,
pecadriz sin mesura, ca fue muger liviana,
eso misme te digo de la egipcïana,
ésa sanó a ambas, la que todo mal sana.

Davit a colpe fizo tres pecados mortales,
todos feos e sucios e todos principales;
fizo su penitencia con gémitos corales,
perdonóli el Padre de los penitenciales.

Pueblos de Ninivé que eran condenados
ficieron penitencia, plorando sus pecados;
los fallimentes todos fuéronlis perdonados,
muchos serién destructos que fueron escusados.

Esta razón, Señora, tuya es de ver,
faciendo penitencia si me debe valer;
Madre, si tú quisieses e fuese tu placer,
en mí esti judicio non debié perecer.»

Calló elli con tanto, fabló Sancta María,
diso: «Traes, Teófilo, revuelta pleitesía;
bien lieve la mi fonta, bien la perdonaría,
mas a lo de mi Fijo bien non trevería.

Maguer que me neguesti, fecisti sucio fecho,
quiérote consejar de consejo derecho:
torna en el mi Fijo, ca te tiene despecho,
ca se tiene de ti que fue mucho maltrecho.

Ruégalo bien de firme con muy grant femencia,
deniega al dïablo, confirma tu creencia;
mucho es pïadoso e de grant conocencia,
él mata, él vivífica ca es de tal potencia.»

«Madre -diso Teófilo- siempre seas laudada,
Pascua fue e grant día cuando tú fuisti nada;
mucho es la mi alma con esto confortada,
trae la tu palabra melecina probada.

Yo no lo osaría al tu Fijo rogar,
por mi ventura mala busquéli grant pesar;
pero fío en Elli como debo fiar,
e quiero mi creencia a ti la demostrar.

Creo que un Dios es e que es Trinidat,
Trinidat en personas, una la deïdat;
non ha ennas personas nula diversidat,
Padre, Fijo e Spíritu, unos son de verdat.

Creo de Jesu Cristo enna encarnación,
que nació de ti, Madre, por nuestra redención;
predicó el Evangelio, desent priso pasión,
en el día tercero fizo resurectión.

Creo bien firmemientre la su ascensïón,
que envió la gracia, la de consolación;
creo la postremeria regeneracïón
cuando buenos e malos prendrán el galardón.

Madre, todo lo creo, só ende bien certano,
cuanto que Cristo manda creer a cristiano;
mas so en grant vergüenza, en miedo sovejano,
ca fui, mi Señora, contra Él muy villano.

Gonzalo de Berceo es el primer poeta culto español cuyo nombre conocemos y también el más calificado representante del mester de clerecía.

Gonzalo de Berceo nació en la Rioja a finales del siglo XII y murió a mediados del siglo XIII. Fue clérigo vinculado a los monasterios de San Millán de la Cogolla (Logroño) y Santo Domingo de Silos (Burgos).

La producción de Berceo, en su totalidad religiosa, es consierable y destacan: Vida de San Millán de la Cogolla, Vida de Santo Domingo de Silos y, sobre todo, Milagros de Nuestra Señora, una colección de veinticinco hechos prodigiosos realizados por la Virgen en favor de sus devotos.

Se ha definido a Berceo como un "juglar a lo divino" porque aun escribiendo sobre temas religiosos (cultos) y utilizando la cuaderno vía, emplea expresiones típicas de la lengua juglaresca y muchas veces introduce giros y modismos de la lengua familiar.

Sus versos rebosan una sencillez campechana y una ingenuidad popular, que constituyen su mayor encanto. Se trata, pues, de un estilo directo y familiar que aun teniendo en cuenta las características propias del mester de clerecía, no duda en emplear expresiones llanas, casi rústicas.

Berceo escribió sobre temas ya narrados en latín durante toda la Edad Media, él recoge estos escritos en lengua romance.

Fue muy alabado por los poetas de la Generación del 98, particularmente Antonio Machado.