REVISTA TRIPLOV
de Artes, Religiões e Ciências


nova série | número 50 | fevereiro-março | 2015

 
 
EUGENIA SÁNCHEZ-NIETO

El oficio de escritora

Eugenia Sánchez-Nieto (Yuyín) (Bogotá, Colombia). Título de Filosofa de la Universidad Nacional, de Bogotá,  Especialista en Administración y Planeación del desarrollo regional  Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia. Diversos reconocimientos recibidos entre otros, Premio Nacional de Poesía Hormiga Editores en 1984, beca de creación en la modalidad de poesía, Colcultura, 1995. Libros publicados : Que Venga El tiempo Que Nos Prenda, Ulrika Editores, 1985, Con La Venia De Los Heliotropos, Ulrika Editores, 1990; los cuadernos “Las Puertas De Lo Invisible”, Departamento de Publicaciones del centro Colombo Americano, 1993 y “Visibles Ademanes”, colección viernes de poesía, Universidad Nacional de Colombia, 2004.  “Dominios Cruzados”, Editorial Caza de Libros, Ibagué Tolima, Julio, 2010. Visibles Ademanes –Antología- colección un libro por centavos, Universidad Externado de Colombia, julio 2013.

 

EDITOR | TRIPLOV

 
ISSN 2182-147X  
Contacto: revista@triplov.com  
Dir. Maria Estela Guedes  
Página Principal  
Índice de Autores  
Série Anterior  
SÍTIOS ALIADOS  
Apenas Livros Editora  

Arte - Livros Editora

 
Domador de Sonhos  
Agulha - Revista de Cultura  
Revista InComunidade  
 
 

Voy a referirme al oficio de escritora en Colombia, vinculado  primordialmente a la poesía realizada a partir de los años ochenta del siglo pasado.  Hay que decir que las poetas han tenido una precaria presencia en la memoria poética Colombiana, las dificultades han sido de diversa índole, entre otras,  podemos mencionar;  “la vida cotidiana de la mujer en general aquella que escribe, también trabaja  y tiene hogar”, paulatinamente ella establece sus prioridades, y la escritura ha sido relegada para cuando haya más tiempo; la triple jornada se vuelve una limitante para persistir en el oficio;  también confirmar la realidad que en los encuentros, recitales, festivales,  las poetas son minoría, en un festival de poesía, el porcentaje es mínimo comparado con los hombres;  con frecuencia se les silencia, se les aísla, una escritora para que sea tenida en cuenta tiene que tener un cierto poder económico o familiar (como lo fue históricamente) o formar parte de las diversas filias poéticas, vivir a la sombra de escritores con algún poder cultural, hacer parte de esta red trae sus beneficios pues se les publica y generalmente se les tiene en cuenta. 

Igual sucede con las múltiples dificultades para publicar un libro, las editoriales nacionales cierran la puerta a la poesía, pues ésta no se vende. Aquellas publicadas que son un porcentaje absolutamente ínfimo, a veces deben coeditar su libro; o tener la suerte de ser reconocidas con algún premio literario.  Las poetas generalmente publican su primer libro de su propia economía. Sin duda todo esto son tropiezos que con frecuencia mella la vocación de escritora. 

Para dedicarse seriamente a la escritura, hay que tener tiempo, y de este ha carecido la mujer con inquietudes literarias. Otra de las situaciones que frustran la vida literaria de escritora, es que con demasiada frecuencia, la escritura de  mujer no es valorada, hay una cierta mofa, indiferencia, se le ridiculiza, se le arrincona, casi por el hecho de ser mujer no se lee, pues se parte de ideas preconcebidas, de que lo que escribe se refiere generalmente a poemas de amor de mal gusto. A una lectura o un festival organizado mayoritariamente por hombres, estos invitan a escritoras más que por su capacidad literaria, aquellas preferiblemente jóvenes y bonitas, - sin duda esto no es regla pero si frecuente -.  Otro impase ha sido las dificultades económicas, la pobreza ha impedido que muchas mujeres con talento malogren su formación. Las mismas mujeres cuando tienen un mínimo poder, se han encargado, en algunas ocasiones, de silenciar, de hacer caso omiso de nombres de poetas que trabajan con seriedad. Hay demasiada mezquindad, ligereza, egoísmo, arribismo entre mujeres, -claro también entre hombres- vivimos en una sociedad caníbal y bárbara  - y los poetas no son excepción- . Igual el mundo intelectual y literario ha sido manejado por los hombres y ellos han sido poco generosos con la escritura de mujer. Es posible que en los últimos 10 años la situación sea menos adversa.

Las mujeres han atravesado múltiples inconvenientes tanto internos como externos,  pese a ello la escritura de mujer ha ido en aumento desde la década de los años ochenta del siglo pasado, ya no son exclusivamente las hijas de poetas o de las más prestantes familias, las que tienen acceso a una carrera literaria.

 Las facultades de literatura, las casas de poesía,  los talleres de escritura y de poesía, las ferias del libro, los premios literarios, las editoriales universitarias dedicadas a la poesía; los múltiples recitales de poesía, en teatros, universidades, plazas, cafés, colegios, etc., los festivales de poesía en distintas ciudades del país; los talleres de derechos humanos y de equidad de género; las luchas de las feministas por una sociedad más equitativa, justa y democrática; han contribuido en este creciente aumento.  Hay encuentros exclusivamente de poetas  - Cerete y Roldanillo- año tras año reúnen más de 30 y 100 mujeres alrededor de la palabra. 

 Hay que señalar que un porcentaje alto de mujeres que escriben, no asumen el oficio con responsabilidad, hay simulación, impostura, poco se estudia, se lee, se investiga, hay ligereza en lo que se escribe, poca autocritica. Sin embargo considero que de esta “profusión de voces” lentamente se irán decantando y brillaran con el tiempo y en el futuro las más representativas e interesantes. Vale la pena señalar que muchas de las escritoras nacidas en otras regiones del país, llevan muchos años viviendo en Bogotá y su formación e inicio poético se ha dado en esta ciudad.

La escritura de mujer ha estado atravesada por una gran soledad, no hay crítica, hay muy poca reflexión sobre el trabajo de las mujeres poetas, generalmente muchas han girado alrededor de los amigos poetas, ha habido dependencia, con la circunstancia de que no hay una verdadera objetividad y análisis del trabajo poético de las escritoras.

Extrañamente el tema de la violencia que ha sido padecida en nuestro país por más de cincuenta años, no ha sido un tema central en la escritura de mujer, se ha tratado aunque no de manera continua o reiterada los temas preferidos continúan siendo el amor en todas sus vertientes, la soledad, la naturaleza, el miedo, la ciudad.

Hay un cierto temor a abordar el tema social y  político pues generalmente se ha estigmatizado ya que es muy difícil escribir un buen poema sobre la violencia o sobre la inequidad y la injusticia social. Algunas cuantas voces se atreven a ello y con frecuencia el resultado no es afortunado. 

Personalmente estimo que la mejor poesía no está sólo hecha de palabras hermosas, pero que no dicen nada, considero que ella es una reunión de palabra, pensamiento y un cierto ritmo y musicalidad. Encuentro muy pocas voces que se ajusten a esta “unidad”, sin embargo, en algunos encuentros poéticos que he participado, la muestra poética de las jóvenes resultó brillante. Estás jóvenes que inician su carrera literaria en distintas ciudades de nuestro país son una promesa.

Hoy podemos decir que contamos en Colombia con un número aceptable de mujeres que tienen ya un trabajo poético, seguramente desconocido para el gran público, pero en plena marcha. 

Voy a referirme al oficio de escritora en Colombia, vinculado  primordialmente a la poesía realizada a partir de los años ochenta del siglo pasado.  Hay que decir que las poetas han tenido una precaria presencia en la memoria poética Colombiana, las dificultades han sido de diversa índole, entre otras,  podemos mencionar;  “la vida cotidiana de la mujer en general aquella que escribe, también trabaja  y tiene hogar”, paulatinamente ella establece sus prioridades, y la escritura ha sido relegada para cuando haya más tiempo; la triple jornada se vuelve una limitante para persistir en el oficio;  también confirmar la realidad que en los encuentros, recitales, festivales,  las poetas son minoría, en un festival de poesía, el porcentaje es mínimo comparado con los hombres;  con frecuencia se les silencia, se les aísla, una escritora para que sea tenida en cuenta tiene que tener un cierto poder económico o familiar (como lo fue históricamente) o formar parte de las diversas filias poéticas, vivir a la sombra de escritores con algún poder cultural, hacer parte de esta red trae sus beneficios pues se les publica y generalmente se les tiene en cuenta. 

Igual sucede con las múltiples dificultades para publicar un libro, las editoriales nacionales cierran la puerta a la poesía, pues ésta no se vende. Aquellas publicadas que son un porcentaje absolutamente ínfimo, a veces deben coeditar su libro; o tener la suerte de ser reconocidas con algún premio literario.  Las poetas generalmente publican su primer libro de su propia economía. Sin duda todo esto son tropiezos que con frecuencia mella la vocación de escritora. 

Para dedicarse seriamente a la escritura, hay que tener tiempo, y de este ha carecido la mujer con inquietudes literarias. Otra de las situaciones que frustran la vida literaria de escritora, es que con demasiada frecuencia, la escritura de  mujer no es valorada, hay una cierta mofa, indiferencia, se le ridiculiza, se le arrincona, casi por el hecho de ser mujer no se lee, pues se parte de ideas preconcebidas, de que lo que escribe se refiere generalmente a poemas de amor de mal gusto. A una lectura o un festival organizado mayoritariamente por hombres, estos invitan a escritoras más que por su capacidad literaria, aquellas preferiblemente jóvenes y bonitas, - sin duda esto no es regla pero si frecuente -.  Otro impase ha sido las dificultades económicas, la pobreza ha impedido que muchas mujeres con talento malogren su formación. Las mismas mujeres cuando tienen un mínimo poder, se han encargado, en algunas ocasiones, de silenciar, de hacer caso omiso de nombres de poetas que trabajan con seriedad. Hay demasiada mezquindad, ligereza, egoísmo, arribismo entre mujeres, -claro también entre hombres- vivimos en una sociedad caníbal y bárbara  - y los poetas no son excepción- . Igual el mundo intelectual y literario ha sido manejado por los hombres y ellos han sido poco generosos con la escritura de mujer. Es posible que en los últimos 10 años la situación sea menos adversa.

Las mujeres han atravesado múltiples inconvenientes tanto internos como externos,  pese a ello la escritura de mujer ha ido en aumento desde la década de los años ochenta del siglo pasado, ya no son exclusivamente las hijas de poetas o de las más prestantes familias, las que tienen acceso a una carrera literaria.

 Las facultades de literatura, las casas de poesía,  los talleres de escritura y de poesía, las ferias del libro, los premios literarios, las editoriales universitarias dedicadas a la poesía; los múltiples recitales de poesía, en teatros, universidades, plazas, cafés, colegios, etc., los festivales de poesía en distintas ciudades del país; los talleres de derechos humanos y de equidad de género; las luchas de las feministas por una sociedad más equitativa, justa y democrática; han contribuido en este creciente aumento.  Hay encuentros exclusivamente de poetas - Cerete y Roldanillo- año tras año reúnen más de 30 y 100 mujeres alrededor de la palabra. 

 Hay que señalar que un porcentaje alto de mujeres que escriben, no asumen el oficio con responsabilidad, hay simulación, impostura, poco se estudia, se lee, se investiga, hay ligereza en lo que se escribe,  poca autocritica. Sin embargo considero que de esta “profusión de voces” lentamente se irán decantando y brillaran con el tiempo y en el futuro las más representativas e interesantes. Vale la pena señalar que muchas de las escritoras nacidas en otras regiones del país, llevan muchos años viviendo en Bogotá y su formación e inicio poético se ha dado en esta ciudad.

La escritura de mujer ha estado atravesada por una gran soledad, no hay crítica, hay muy poca reflexión sobre el trabajo de las mujeres poetas, generalmente muchas han girado alrededor de los amigos poetas, ha habido dependencia, con la circunstancia de que no hay una verdadera objetividad y análisis del trabajo poético de las escritoras.

Extrañamente el tema de la violencia que ha sido padecida en nuestro país por más de cincuenta años, no ha sido un tema central en la escritura de mujer, se ha tratado aunque no de manera continua o reiterada los temas preferidos continúan siendo el amor en todas sus vertientes, la soledad, la naturaleza, el miedo, la ciudad.

Hay un cierto temor a abordar el tema social y  político pues generalmente se ha estigmatizado ya que es muy difícil escribir un buen poema sobre la violencia o sobre la inequidad y la injusticia social. Algunas cuantas voces se atreven a ello y con frecuencia el resultado no es afortunado. 

Personalmente estimo que la mejor poesía no está sólo hecha de palabras hermosas, pero que no dicen nada, considero que ella es una reunión de palabra, pensamiento y un cierto ritmo y musicalidad. Encuentro muy pocas voces que se ajusten a esta “unidad”, sin embargo, en algunos encuentros poéticos que he participado, la muestra poética de las jóvenes resultó brillante. Estás jóvenes que inician su carrera literaria en distintas ciudades de nuestro país son una promesa.

Hoy podemos decir que contamos en Colombia con un número aceptable de mujeres que tienen ya un trabajo poético, seguramente desconocido para el gran público, pero en plena marcha. 

En su escritura poética la mujer ha tocado con su capacidad verbal la realidad que la circunda, ha intentado develar los más cotidianos sucesos. Ha  receptado lo que ocurre en su entorno, pero también en su mundo interior. En una polifonía de voces a lo largo del país han expresado sus hallazgos, sensaciones, intuiciones, ritmos y atmósferas vividos en una forma interior y por diversos caminos  han llegado al poema.

 

         Eugenia Sánchez Nieto

          Poeta, Filosofa Unal

           Publicado - Bogotá 2010 

 

 

© Maria Estela Guedes
estela@triplov.com
PORTUGAL