El esclavo del demonio
ANTONIO MIRA DE AMESCUA

En casa de MARCELO.
Entra MARCELO, viejo, LISARDA y LEONOR, hijas suyas.

MARCELO
Padre soy, hago mi oficio;

tomad consejo esta vez,

y sed, por tal beneficio,

báculos desta vejez,

colunas deste edificio. 5

Si las acciones humanas

con igual amor de hermanas

dirigís a la virtud,

a la fuerte juventud

no envidiarán estas canas. 10

Un año fue el curso mío;

mayo la niñez inquieta,

la juventud fue el estío,

otoño la edad perfeta,

la vejez invierno frío. 15

Mi cuerpo apenas se mueve,

que la edad mayor es breve

como el hombre no es eterno,

y por estar en mi invierno,

me cubre el tiempo de nieve. 20

Sirviendo a mi rey gasté

la flor de mi edad dorada

que en tus límites se ve,

y ansí he dejado aumentada

la nobleza que heredé. 25

Ésta quiero conservar,

y ansí te pretendo dar,

Lisarda, el estado que amas,

pues que las dos sois las ramas

en que el fruto he de mostrar. 30

Cásate, estado recibe;

hágame Dios tal merced

antes que el tiempo derribe

aquesta blanca pared

que agora temblando vive. 35

Don Sancho de Portugal

que de la sangre real,

gotas en sus venas tiene,

a ser tu marido viene

mañana.

LISARDA (Aparte.)

¡Yo estoy mortal! 40

MARCELO

Tú, Leonor, que el pensamiento

a Dios eterno ofreciste,

en que yo vivo contento;

ya que el estado elegiste,

sabe elegir el convento. 45

Tus intentos son divinos,

que en esta vida en que estamos

todos somos peregrinos

del cielo, aunque caminamos

por diferentes caminos. 50

Cada estado, ya se sabe

que es camino (cuál es grave,

cuál es fácil; la casada

lleva su cruz más pesada,

y la monja, menos grave) 55

al Cordero, que, inocencia,

siguen con gran reverencia

diferentes monarquías

y quiero que con las mías

gocen desta diferencia, 60

Mis dos brazos sois las dos;

estados son en que fundo

poder abrazaros Dios:

con el uno a Vos y al mundo,

con el otro sólo a Vos. 65

Una monja, otra casada;

quedará mi casa honrada,

y yo, con ánimo fuerte,

en el umbral de la muerte

lloraré mi edad pasada. 70

LEONOR

Mi lengua perpetuamente

se atreve a decir de no.

LISARDA Rabio, amor; muero impaciente.

LEONOR Tu esclava he de ser.

LISARDA Y yo

una hija inobediente. 75

La venganza y la afición

efetos de ánimo son

que suelen torcer el curso

a la costumbre, al discurso,

al honor y a la razón. 80

Son tales estas pasiones

que unos tiranos se hacen

de nuestras inclinaciones,

y de no vencerlas nacen

extrañas revoluciones. 85

De las dos vencida fui,

que a don Sancho aborrecí,

y a don Diego de Meneses,

tu enemigo, ha cuatro meses

que mi voluntad rendí. 90

Ésta es fuerte inclinación

y no la puedo vencer;

hace en la ánima impresión;

no discierno, soy mujer

y tomo resolución. 95

Si con él me has de casar,

yo obedezco.

MARCELO

¡Que escuchar

pueda un padre tal rigor!

Ciega la tiene el amor

y la quiero reportar. 100

LISARDA

Mudar, padre, no pretendo

mi propósito ofendido.

MARCELO

Ángel, mira que me ofendo.

LISARDA

Ángel soy, y ansí no olvido

lo que una vez aprehendo. 105

MARCELO

Tu aprensión te condena.

LISARDA

Fuerza de estrellas me inclina.

MARCELO

No se fuerza la que es buena.

LISARDA

A quien amor determina

ninguna razón refrena. 110

MARCELO

¿A un traidor, a un homicida

que priva de dulce vida

a un hijo que yo engendré,

tienes amor, tienes fe?

¿No es tu sangre la vertida? 115

¿Qué fiera, qué irracional,

qué bárbaro hiciera tal?

Hoy pareces mujer mala,

que quiere más y regala

a aquel que la trata mal. 120

Plega a Dios, inobediente,

que casada no te veas,

que vivas infamemente,

que mueras pobre y que seas

aborrecible a la gente. 125

Plega a Dios que, destruida

como una mujer perdida,

te llamen facinerosa,

y en el mundo no haya cosa

tan mala como tu vida. 130

LEONOR

Templa tu enojo, señor,

que espantan tus maldiciones.

MARCELO

Descubro en esto el valor.

LISARDA

Y yo las inclinaciones.

MARCELO

¿De quién, falsa?

LISARDA

De mi amor. 135

(Vase.)

MARCELO

Quien ve tanta desvergüenza

también verá mi deshonra,

porque en la mujer comienza

a morir crédito y honra

cuando pierde la vergüenza. 140

Hija que al padre desprecia

viva y muera con infamia;

siga como loca y necia

a la antigua Flora y Lamia,

no a Penélope y Lucrecia. 145

LEONOR

Señor, mal dije «señor»

que en este nombre hay rigor

por la sucesión del hombre;

padre digo, porque es nombre

de más dulzura y amor. 150

Tiempla, tiempla tus enojos,

que con esas maldiciones

podrán mirarlas tus ojos

divertidas las acciones

entre sus vanos antojos. 155

Muéstrale el semblante amigo,

porque si está porfiando

una mujer, yo te digo

que es mejor consejo blando

que colérico castigo. 160

Yo la rogaré, y en tanto,

habla tú a don Gil, el santo

que Coimbra reverencia

por su ayuno y penitencia,

oración y tierno llanto, 165

para que a don Diego pida

se contente del rigor

con que fue nuestro homicida,

sin pretender el honor

que es de los nobles la vida. 170

MARCELO

Eres el cielo que ordenas

las cosas con igualdad,

eres arco que serenas

mi rostro en la tempestad

de mis lágrimas y penas. 175

Mi cólera es bien detenga,

y que por ti a pensar venga

que en este mundo pesado

no hay hombre tan desdichado

que algún consuelo no tenga. 180

Plega a Dios que desigual

tu vida a tu hermana sea

y este viejo ya mortal

tan venturoso te vea

que reines en Portugal. 185

(Éntranse.)

(En la calle donde está MARCELO. Sale DON DIEGO DE MENESES.)

 
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