REVISTA TRIPLOV
de Artes, Religiões e Ciências


Nova Série | 2011 | Número especial
Homenagem a Ana Luísa Janeira

 

Ana Luísa Janeira
Foto de José M. Rodrigues

YAJAIRA FREITES

 

La trama urbana de Caracas:

de la querencia a la ciudadanía

en homenaje a Ana Luisa Janeira

 

 
EDITOR | TRIPLOV  
ISSN 2182-147X  
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Maria Estela Guedes  
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La querencia

Soy parte de los venezolanos que en  los últimos cincuenta años,  su vida ha transcurrido en la ciudad; y si bien he vivido en otras ciudades  dentro y fuera de Venezuela, Caracas es mi querencia. Tengo con ella una relación especial,  sin haber nacido en ella. Cuando me establecí con mis padres a principios de la década de 1960, lo hicimos en un espacio que ya formaba parte del Área Metropolitana de Caracas (AMC). Mi padre que conocía desde tiempo atrás a Caracas me dijo que había cambiado mucho, a raíz de las obras públicas conque la dotara el dictador General Marcos Pérez Jiménez (1950-1958). Esa es la Caracas que empecé  hacer mía.

El visitar su Centro Histórico siempre ha suscitado en mi un especial efecto, tal vez porque la veo con los ojos de la historia y desde joven encontré los signos de eso que dicen que es la identidad nacional; la cual tiempo atrás, buscaba afanosamente construir debido a que a temprana edad había acompañado a mis padres en el exilio  político vivido entre  Guatemala y Costa Rica. Y en la medida que he vivido en Caracas, he aprendido a conocer sus diferentes paisajes urbanos, dominado por el carro; en las  edificaciones públicas y privadas, viejas y nuevas, se puede leer distintos tiempos de la ciudad, de la vida del país, incluso de nuestra propias vida. Cuando trabajaba en una oficina del Estado ubicada en el Centro Histórico, aun en medio del ajetreo de las oficinas públicas, me era posible encontrar rincones frescos y tranquilos, hoy un poco olvidados o maltratados.   

 
 
 
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
   
 
 

 

En una época, al atravesar la Plaza Bolívar, se podía encontrar a los Edecanes del Libertador, un grupo de ancianos jubilados que se reunía a conversar o a pasar el rato allí; creo que ellos eran los que alimentaron a una extensa población de ardillas, acompañados de una pareja de perezas, que en otrora se posesionó de la Plaza, despuntándole el espacio a la estatua de Bolívar.  En otros tiempos, me gustaba hacer un recorrido con los visitantes extranjeros por esa Plaza a horas de la noche,  la luz de los faroles,  hubiera o no luna, el agua de la fuente  (en la foto) y el  perfume que desprendían algunas plantas de la jardinería de la plaza, hacía que el recorrido tuviera un halo de magia. Así lo recuerdan algunos de ellos.

Hay secciones o parroquias de la ciudad donde se han establecido colonias de migrantes, los españoles y canarios en la Candelaria, los judíos en San Bernardino, por ejemplo; porque en Caracas han confluido  migrantes del exterior con aquellos del propio país como yo.

Recorrer sus calles da lugar a experiencias insospechadas, como encontrar bajo  el puente de la Avenida de las Fuerzas Armadas, a una comunidad de  vendedores ambulantes de libros usados, algunos de ellos incunables. Pasadizos entre edificios y secciones de la ciudad se puede encontrar tiendas de comercio con insospechadas mercancías, librerías cuyo conocimiento nos hace sentir que tenemos un  privilegio. Hay ruidos, aparte del tráfico, que corresponden a ciertos lugares, así en los jardines públicos y privados del Este de la ciudad una población invisible de  grillos y ranitas ofreciendo conciertos nocturnos; las chicharras, extendidas por toda la ciudad, en los meses calurosos nos saludan en su ensordecedor coro.

 
 
 

La naturaleza está omnipresente en la ciudad, desde  los apamates (Tabebuia rosea)(en la foto) plantados a lo largo de las avenidas nos regalan  sus flores blanca, morado o rosa en los meses de marzo y abril;  las guacamayas en parejas planeando, haciendo escalas en los postes de luz o en las antenas de televisión de los edificios, siempre me llevan a preguntar en donde pernoctan: ¿en el Parque del Este o el Ávila?. Este último, junto con la Silla y el Naiguatá es la barrera natural al norte de Caracas y su Área Metropolitana (AMC), la protege y la separa  del mar; en los días de marzo cuando el cielo se pone azul y el aire es limpio, es posible observar sus cumbres  nítidamente contra el horizonte; ellos forman el Parque Nacional de El Ávila o Waraira Repano (en la foto). Un viaje por la Cota Mil, al pie del Ávila  y uno de los orgullos de nuestros ingenieros viales, yendo de este a oeste y viceversa nos permite darle un vistazo a la ciudad. Y si usamos el teleférico al Ávila,  nos ocurre otro tanto. 

 
 

Pero esa visión personal de Caracas cada vez se diluye ante los enormes problemas cotidianos que los caraqueños afrontamos. 

 

Caracas ha crecido desmesuradamente, sin planificación y los nuevos migrantes nacionales llegan al valle, si son pobres se establecen en donde pueden; aquellos de clase media  han optado a migrar a la periferia de la ciudad, y para ir a sus trabajos en la ciudad soportan interminables horas de transito (en la foto)  ya se trasladen en carro particular o en transporte colectivo.

 

La ciudad amable de otros tiempo, era concebida como la capital del cielo, en la visión de una Venezuela aun campesina, se ha convertido en espacio hostil, que poco incita a la identificación con ella y si mas al extrañamiento.

A ello se ha aunado la polarización política de la última década (1999-2010), que  nos ha divido a la ciudad en segmentos o zonas de supuesta influencia política predominante, de uno y otro bando, permeado por lo que aún queda de la infraestructura vial de la década de 1980, como el Metro (en la foto), las autopistas, los transportes colectivos superficiales, todos ellos colapsados. Tales fenómenos sencillamente dificultan el disfrute de la ciudad, pues supuestamente habría espacios vedados a un grupo y la mentalidad de guetto, tiende a cubrir tanto en urbanizaciones de clase media y alta como en los barrios donde habita la clase baja y pobre. La gente no sale de su espacio vecinal y cuando lo hace es para dirigirse a lugares puntuales: su trabajo, la oficina del Estado donde tramita alguna diligencia, p.e. La inseguridad ha recalcado este aislamiento; así no parece que exista un caraqueño, sino un vecino de Catia, de Altamira, de La Pastora, por ejemplo. Asistimos a la fragmentación.

 
 

Tales problemas se han acentuado en la medida que la autoridad metropolitana  encarnada en el Alcalde Mayor se ha visto imposibilitada de actuar, a raíz que la Asamblea Nacional de 2008,  le quitó las posibilidades de actuar al nuevo funcionario electo por la población en 2008 y que pertenece al  grupo opositor al actual partido de gobierno. Cercenó sus funciones y le  dejó un escaso presupuesto para actuar. Recalcó la división del área Metropolitana de Caracas, al nombrar para el Municipio Libertador una autoridad por encima del alcalde electo y que pertenecía al partido de gobierno, y que sólo atendería las necesidades del mencionado Municipio. En la práctica hizo imposible el articular políticas entre las distintas municipalidades de la Gran Caracas, integrada por Libertador, Chacao, Baruta, El Hatillo y Sucre, acerca de servicios como transporte colectivo, recolección y disposición de basura y desechos, seguridad y orden público, ornato público  entre otros. Una aspiración postergada por los grupos de ciudadanos organizados.

Así, Caracas que antes era un espacio para mostrar, para andar y  gozar ha ido perdiendo esa condición. La toponimia de varios de sus sitios no tiene sentido para la gran mayoría de sus habitantes; nadie se recuerda porque una esquina se llama Dr. Solís, y otra Cruz Verde.

 

Las estatuas  y obras de arte monumental deambulan por la ciudad; en ocasiones gobernantes locales las ubican o sencillamente las desaparecen.  O algo peor, son objeto de vandalismo, por parte de menesterosos o de grupos de políticos afectos al régimen que pretenden cobrar viejas afrentas históricos en las estatuas de personajes como Cristóbal Colón, por ejemplo (en la foto).

 

Edificaciones que eran sedes de instituciones del Estado, en los últimos diez años, han cambiado de denominación, pero no contentos que estos ha habido un esmerado esfuerzo para cambiar su apariencia, especialmente las fachadas para que estén en consonancia con el proceso político bolivariano.

 

Así la sede de la Alcaldía Mayor, (en la foto) un ejemplo de la arquitectura Bauhaus,  construido en su momento para ser la sede de la gobernación del Distrito Federal, ahora está intervenido por una especie de inquilinos políticos del actual régimen político que lo declararon suyo, perdiendo la ciudad una edificación de servicio público.

 

Y la Plaza Bolívar, el centro del Centro Histórico, el corazón de la caraqueñidad, ya no pertenece a todos; en sus esquinas se han instalado grupos activos de adeptos al actual gobierno que impiden que aquellos que no gozan de su beneplácito puedan incluso honrar a Bolívar en su estatua en las fechas nacionales.

En otros municipios de la ciudad se habían venido creado nuevas edificaciones de servicios, plazas, monumentos  ejemplos de las políticas de descentralización que ahora está en vías de extinción[i], indicio de la participación de los vecinos, convertidos en ciudadanos al exigir a sus autoridades inmediatas dotaciones para una mejor vida en sus espacios.

 

Las empresas del sector privado, empezaron a ser considerar su responsabilidad con el ambiente, así como la opinión y necesidades de los vecinos;  un conocida empresa constructora de centros comerciales,  al erigir el Sambil la  Candelaria, (en la foto) proveyó de nuevos accesos y vías terrestres a la zona, así como espacios de estacionamiento en una zona afectada por problemas del flujo de personas y autos[ii].

 

Números parques de “bolsillo” y caminerias  habían surgido  gracias a la iniciativa de empresas o de asociaciones de vecinos. Pero en la medida que el Ejecutivo ha ido disminuyendo los fondos a las municipalidades, limitando las posibilidades de las actividades productivas de las empresas privadas, la ciudad cuenta con menos recursos financieros para su mantenimiento de aquello que  aun existe.

Y qué decir de la construcción de ciudad en las zonas pobres, los barrios, cerros y barriadas, que se ubican en distintas partes de la ciudad; algunas como cuñas en las zonas residenciales de la clase media alta y alta (Barrio Chapellín en San Bernardino o el Pedregal en Altamira) o formando extensas zonas de la ciudad en el Oeste, por ejemplo Catia o del Este, en el Municipio Sucre  alrededor de la parroquia de Petare y sus alrededores, como los Barrios Carpintero, Nazareno entre otros.  Ciertamente esta parte no concita los deseos de ser mostrados pero conforman una parte de la ciudad; ellos son la expresión de cómo una parte de los caraqueños se han dotado de techo, en zonas que no han sido urbanizadas; muestran el empeño y la iniciativa de  compatriotas que se proveen de  viviendas aprovechando las capacidades técnicas de albañilería de vecinos  que conocen el oficio la  construcción. Son parte de la ciudad autoconstruida[iii].

 
 

Salvo el Centro Histórico  y las parroquias originales  de Caracas (Catedral; Santa Rosalía, San Juan, La Pastora, Antímano, San José) y aquellas de su AM como  Petare, Chacao, Baruta,  El Hatillo  conservan cierta parte de su Centro Histórico (plaza central, iglesia y prefectura), en parte heredado de la colonia o desarrollado durante los proyectos urbanísticos del siglo XX. Pero otras zonas, levantadas en las faldas montañosas, no siguen este patrón, sino que se adaptan a las irregularidades del terreno; así tanto las modernas urbanizaciones, salvo Altamira, y los barrios no tienen un centro como tal, y el Centro Comercial ha devenido a tener el papel que la plaza principal tuviera, alrededor de la cual estaban erigidos los edificios de la autoridad, la iglesia, otros servicios públicos y el comercio, funcionando como lugar de encuentro y esparcimiento de los vecinos.

En consecuencia, Caracas  y su Área Metropolitana es un espacio cambiante, donde todavía hay espacios antiguos que se conservan o están en peligro de ser borrados por la desidia y el afán urbanístico desbocado del sector privado y ahora del público empeñado en construir edificios de habitaciones en cualquier espacio supuestamente sin uso. O por las prácticas de los mismos habitantes pobres de construir a como dé lugar su espacio.

La desarticulación parece haberse constituido en la norma, que tienen su origen en la falta de visión de conjunto de la misma ciudad, cuando los planes de los urbanistas fueron desechados en los ochenta, pero luego a principios de la década de 2000, empezó a hacerse patente la necesidad  de esa visión como medio para hacer frente a las necesidades de los habitantes de la ciudad que se ha desbordado de su estrecho valle  intensificando el uso de las faldas de las montañas.

Los caraqueños ya viviendo en las distintas partes del Área Metropolitana nos sentimos esperanzados cuando de la Constituyente de 1999, dio un paso hacia esa visión de conjunto al crear la Alcaldía Mayor integrada por los 5 municipios de Libertador, Chacao, Baruta, El Hatillo y Sucre; los 4 últimos pertenecientes al estado Miranda. Pero lamentablemente, ese hito fue detenido por  los acontecimientos políticos de los últimos diez años (1999-2010) de la polarización política y de lo que ya antes mencioné, al vaciar las funciones de la Alcaldía Mayor;  y más reciente en  los últimos dos años  se que busca desintegrar la ciudad  en comunas, espacios delimitados de acuerdo al capricho y capacidad de los adeptos al régimen político. Porque los únicos consejos comunales que son reconocidos son aquellos que muestran que sus integrantes están inscritos en el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). De lograrse ello, Caracas dejaría de ser una ciudad, sería solo un espacio habitado que conservó un nombre, o ¿acaso es la estrategia para borrarlo?.[iv]

 
La ciudad como escenario de la ciencia y la tecnología. El taller para los vecinos

Mi colega María Eugenia Este había presentado a la directiva de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia (AsoVAC), Capitulo Caracas[v], un proyecto de llevar la ciencia a la calle, usando espacios públicos para mostrar a la ciencia. Pero como ya ella ya lo ha indicado, fue mal recibido y peor mal entendido. Nuestros científicos no están acostumbrados a exponer el conocimiento científico a públicos distintos al suyo… Ella no podía creer la tozudez de mis colegas… a mi no me extrañaba.

Sin embargo,  hacer visible la ciencia y la tecnología en nuestro medio ha sido siempre una constante preocupación para esos mismos remisos científicos de la AsoVAC; la divulgación a través de medios impresos, especialmente la prensa ha sido la normal, pero a medida que los medios visuales se han venido desarrollando y tomando auge, se ha hecho necesario incorporarlos a la tarea de comunicar a la población la ciencia y la tecnología. Ya a través de los canales de TV, impresos, la ciencia y la tecnología que se hace fuera del país, es más conocida, tal vez no con la magnitud que pudiera esperarse; pero el déficit  mayor es la falta de información acerca de la ciencia del país. Paradójicamente,  las encuestas de percepción pública de la ciencia, tres hasta entonces, muestran que el científico venezolano goza de prestigio por encima de profesiones tradicionales como es el médico, el ingeniero y el profesor universitario. Pero los entrevistados manifiestan o se detecta también poco conocimiento sobre los investigadores en el país y sus contribuciones al conocimiento y la tecnología. Y tienen razón.

Pareciera que la actividad de conocimiento pareciera invisible, y sin embargo, la sociedad venezolana es una construcción humana en donde la CyT han estado presentes como herramientas de su desarrollo, desmintiendo la conseja del gobierno del Presidente Chávez que ataca a los científicos y tecnólogos del país de estar de espalda al país.  Desde la construcción de la infraestructura vial, urbana, hidroeléctrica, de telecomunicaciones e internet, pasando por todo nuestros hábitos cotidianos que van desde el aseo personal, cocinar nuestros alimentos, entre otros, todo ello ha sido posible gracias al concurso que los venezolanos han hecho del   conocimiento y su  aplicación. Esto es lo que explicaría que un país que en 1936 tenía una población estancada dado las altas tasas de mortalidad, a principios de la década de 1990 había alcanzado la esperanza de vida de los 70 años y luego incrementándose en los siguientes años 73,5 según el Banco Mundial (2008).

Como historiadora de la ciencia y la tecnología en Venezuela, sentía que la actividad de divulgación que hasta ahora había realizado podría tener otro escenario que los usuales. Y me atrajo la proposición de María Eugenia Esté de mostrar la ciencia y la tecnología nuestros conciudadanos en medio de la ciudad. Y como todas las empresas que hemos emprendido, hay etapas plenas de discusiones, contraargumentos, ejemplos y contraejemplos, imágenes gráficas, preguntas, largas explicaciones de María Eugenia cuando la semiótica, a la que ella es tan afecta, me nubla el intelecto. Un ejercicio intelectual, que entonces hace que las ideas de una y otra terminen constituyendo una especie de trama de ideas compartidas.

Es mi recuerdo, que en un principio juzgamos que la ciudad de Caracas y su Área Metropolitana podía ser un buen escenario, llevando la ciencia a la calle, mostrándola a los paseantes, ya a través de vallas, exposiciones o eventos callejeros.

La perspectiva que el trabajo de Ana Luisa Janeira de Marcas de la ciencia y las técnicas en la calles de Lisboa me hizo ver  es que la ciudad no es el escenario ¿pasivo? donde se daba una puesta en escena de nuestro querer hacer visible la ciencia, sino que la CyT formaban parte consustancial de la misma.

Ana Luisa en Venezuela, 2008

 

En un primer momento, lo más obvio era detectar los edificios de la CyT; así el Centro Histórico de Caracas, al que soy tan afecta,  adquirió relevancia en términos de la CyT al estar los primeros edificios relacionados con el saber, por ejemplo el Palacio de las Academia (un construido en la categorización de Ana Luisa), que fue la sede la Real y Pontificia Universidad e Caracas, convertida en 1827 en Universidad Central de Venezuela, la cual fue mudada a su propia sede en la Ciudad Universitaria en 1950, otra marca de la CyT pero fuera del Centro Histórico. Y así en una primera vista era posible detectar esos edificios, pero en una geografía tan particular como la de Caracas, alojada en un valle estrecho donde las vías van de preferencia de oeste a este, veíamos una fragmentación de la institución científica, al menos en su localización espacial.[vi]

 

Las calles de Caracas y su Área Metropolitana, así como el nombre de sus barrios, urbanizaciones, puntos de referencias, como plazas, redomas y sus monumentos etc., también pasaron a llamar nuestra atención.

 

Otra vez el Centro Histórico volvía como un ejemplo en pequeño de cómo la CyT  había sido usado para denominar calles, por ejemplo la Av. Baralt, el Barrio del Observatorio (adyacente al Observatorio Cajigal), la estatua de Vargas en uno de los patios internos del Palacio de las Academias (en la foto).

 

Pero al extender nuestra vista sobre un mapa vial, podíamos ver las denominaciones de calles que llevan el nombre de científicos extranjeros y nacionales… pero no estábamos seguros que urbanistas o acaso los vecinos que suelen ser importantes en la denominación de sus espacios lo hayan hecho pensando en términos de la CyT; posiblemente la mayoría de ellos les recordaban como parte del acervo histórico del país, ya desde la perspectiva de haber sido un intelectual, un político y lo sumo un sabio, tal es el caso del doctor José María Vargas, médico y primer rector de la Universidad Central de Venezuela.

La tecnología, igual que la ciencia fue en un principio percibida a través de edificaciones emblemáticas; así en el Centro Histórico, dos cuadras al norte del Palacio de las Academias estaba el Archivo General de la Nación, el primer edificio construido con concreto armada a principios del siglo XX; y hacia el este de la ciudad, entre los altos edificios estaba el Centro Cristal, ejemplo de acero y cristal jugando con la perspectiva del transeúnte. Y cuando Ana Luisa vino a Caracas, agregamos sitios como Hornos de Cal, en el  barrio la Charneca, (frente al Complejo Cultural Teresa Carreño),  ahora con su recién inaugurado metro cable aéreo, (en la foto) así  como  el Polvorín, en el oeste de la ciudad, ambos sitios en donde antiguamente se habían realizado actividades de manufactura de materias primas en la ciudad.

 
 

Hacer un inventario de las “marcas” de la CyT en la ciudad de Caracas y Área Metropolitana, aparte de ser una tarea de cierta envergadura para nosotras, que pudiera dar cabida a productos como diseñar tour turísticos de nuevo cuño, no era suficiente para esa intención que nos había llevado a ver la ciudad como un escenario de la ciencia y la tecnología. Deseábamos que el caraqueño, y quien vive en el Área Metropolitana de Caracas hicieran suya a la CyT. ¿Algunos de ellos sabía por qué su calle se llama Leonardo DaVinci, por ejemplo?; ¿acaso cuantas de quienes vivían allí sabían quien había sido?. Y otro tanto con la avenida Juan Manuel Cajigal, un ingeniero y matemático venezolano del siglo XIX. ¿Por qué no hacer este descubrimiento con los vecinos de esas calles, de los barrios, de las urbanizaciones? No solo se trataba que se apropiaran del nombre de su espacio sino de su sentido, su historia, a la par que se enterarían de la CyT a través de ese aspecto puntual, que como ovillo pudiera dar lugar a otras actividades para conocerla más. También queríamos que los profesores de secundaria y los maestros de primaria pudieran apropiarse de esa perspectiva y darla a sus estudiantes.

   
 

















Parados: Lafuente, Ana Luisa, Sentados: Maria E., .Andrés y Yajaira, un día en Galipan, El Avila, 2008

 

Siguiendo con la visita de Ana Luisa a Caracas; si bien Marcas llevaba varios años en elaboración; ella no había dejado de reflexionar, así en nuestro encuentro hubo un diálogo acerca de categorías, metodologías y diferencias y coincidencias  al tratar de ver la CyT como un escenario y como una parte sustancial de ciudad, en especial de Caracas.  A nosotras nos quedaba su experiencia y nuestros propios dilemas

Nosotros vivimos un proceso político que está orientado a eliminar de hecho la participación ciudadana, aunque en la retórica oficial se hable de la democracia participativa y protagónica,  eso se ha traducido para el venezolano común en que el Presidente o cualquiera de sus altos funcionarios la ejerza diciendo: “le participo que yo soy el protagonista”. Resentíamos que el ser ciudadano se redujera a ser mero espectador y a merced del poder.

Una visita a Catia, en el oeste de la ciudad, una zona de clase media baja y sectores populares, atendiendo la invitación de la presidenta de Pro Catia, que había participado en el Taller de Compromiso Ciudadano con la Ciencia y la Tecnología  de la Fundación Tecnohumano, donde Ana Luisa presentó su proyecto, dio más fuerza a la idea de que son los propios vecinos quienes deben levantar la información sobre la ciencia y la tecnología en la trama urbana. Las zonas populares aparecen en el mapa de la ciudad como un espacio con algunas calles, pero en la práctica hay una cartografía que no se conoce… A la gente de Pro Catia le gustaba la idea de poder construir este mapa.

La idea de confeccionar un taller para entrenar a los vecinos y a profesionales siempre había estado presente en el proyecto. Pero darle mayor importancia a la participación de los  vecinos fue un punto de inflexión en nuestro proyecto. Una temeridad de nuestra parte y típico de los venezolanos. Ana Luisa había levantado la información de Marcas con el trabajo voluntario de profesionales universitarios. En una primera proposición para solicitar fondos los talleres eran impartidos por especialistas a otros profesionales. Pero ahora, al centrarnos más en los vecinos damos un giro fundamental a nuestro proyecto.

 Pero, ¿no era precisamente el involucrar a los vecinos, en un proceso de reconocimiento de su territorio usando a la CyT, lo que a la par les permitiría apropiarse de su espacio, conociéndolo, valorándolo y posiblemente motivándolos a defenderlo de los malos tratos y orientarse a la búsqueda de una mejor calidad de vida? La apuesta vale la pena: el taller para los vecinos.

  Notas
 

[1]  La ley de transferencias de las municipalidades y juntas al poder comunal, adscrito éste al Ministerio del Poder Popular aprobada en diciembre de 2010,  con el supuesto objetivo de acercar más el poder al pueblo, en última instancia hace que estos poderes comunales estén supeditados a la política de  la presidencia de la república que certifica o no su existencia de acuerdo a la orientación política de sus integrantes elegidos en reuniones de vecinos  y no en elecciones universales y secretas como fueron las autoridades de los municipios y juntas.

[2]  Fue expropiado por el gobierno en una riada de expropiaciones/apropiaciones que emprendiera el Presidente Chávez que abarcó áreas del Centro Histórico hasta la parroquia la Candelaria. La excusa en el caso del Sambil, habiendo tenido todos los permiso en reglas de la alcaldía del Municipio Libertador en manos del gobierno,  era que iba ocasionar un embotellamiento del tránsito en el sector;  y en un principio se  le destinó a ser una universidad, luego un centro de comercio socialista; en la actualidad sirve para refugio de damnificados que ha perdidos sus causas debido a las lluvias del mes de diciembre (2010) y enero (2011). Los vecinos que tenían grandes esperanzas en el plan original no están felices, pero las autoridades no les importa su opinión.

[3] No es la categoría de Ana Luisa de lo construido. He tomado el término de nuestros arquitectos urbanistas que así denominan a los esfuerzos de construcción en las zonas no urbanizadas de las ciudades.

[4]  En el Referéndum de 2007 además de reformar significativos artículos de la Constitución de 1999, el Presidente Chávez en un principio había incluido la idea de cambiarle el nombre a Caracas, por un nombre indígena; la chanza y el rechazo público, lo obligó a retirar su proposición.

[5] Soy miembro de esa asociación y en otras oportunidades he formado parte de su  directiva.

[6] En honor a la verdad, conocía los textos de Lafuente (1998) Guía del Madrid Científico: Ciencia y Corte y   Lafuente y Moscoso (1999): Madrid, Ciencia y Corte; pero era inimaginable para nosotros que un proyecto pudiera tomar acogida en un medio como el nuestro, cuando de buenas a primera los dirigentes políticos de la ciencia son ocasiones limitados de miras y tienden en la  mejor de las ocasiones a concentrar sus esfuerzos por la ciencia en invertir en la forma tradicional de laboratorios, subvenciones a proyectos, becas. Después de 2010, el asunto se presenta peor. Pero no por culpa de los científicos sino del propio gobierno.

   
 
 

UNIVERSIDADE DE LISBOA . FACULDADE DE CIÊNCIAS
Secção Autónoma de História e Filosofia das Ciências
SESSÃO DE HOMENAGEM À PROF.ª ANA LUÍSA JANEIRA

   
 

 

 

Yajaira Freites (Venezuela)

Yajaira Freites, Venezolana, socióloga  graduada en la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Doctor en Ciencias del Desarrollo  en el Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES) de la Universidad Central de Venezuela (UCV); realizó su postdoctorado en el Office for History of Science, Universidad de California- Berkeley y en el Centro de Estudio de la Ciencia del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC); incorporándose a ese departamento en 1995, donde se desempeña en la actualidad como Investigador Asociado.

Su área de interés es la historia social de la ciencia en Venezuela, especialmente el proceso de institucionalización expresado a través de la creación y desarrollo de instituciones, sociedades científicas y  disciplinas; en la actualidad trabaja sobre la implantación  de las matemáticas, la física y la veterinaria en Venezuela.

Autor de artículos científicos (26) y de capítulos publicados (27)  en revistas y libros arbitrados. Editor de Bitácora-e, revista electrónica latinoamericana de estudios sociales, históricos y culturales de la ciencia y la tecnología <http://saber.ula.ve/handle/123456789/4216>.

 A la par desarrolla una actividad divulgativa; recientemente ello se ha  expresado en la creación y puesta en funcionamiento de un Diccionario de biografías de científicos que han trabajado en Venezuela, accesible en la Memoria de la Ciencia en Venezuela <http://www.ivic.ve/memoria/>; Historia de la física en Venezuela, sección en el encarte Física a diario,  publicado en el diario Últimas Noticias (2008), <http://www.fundacionempresaspolar.org/fisica/index.html>, entre otros.

Docente del postgrado de Estudios Sociales de la Ciencia el IVIC, del Postgrado en Historia de las Américas en la Universidad Católica Andrés Bello, profesor de Historia de la Ciencia y la Técnica en la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela;  tutor de varias tesis relativas a la historia y la sociología de la ciencia.

Miembro de la Sociedad Mexicana de Historia de la Ciencia y la Tecnología, del Grupo Venezolano de  Historia y Sociología de la Ciencia;  Socia Honoraria, No. XV de la Sociedad Venezolana de Historia de la Medicina Veterinaria (SVHMV), desde 11/10/2006

Actualmente se desempeña como Secretario General de la Asociación Venezolana para el Avance de la Ciencia, capítulo Caracas (2008-2010) y Directora de la Fundación Tecnohumano. Coordinadora general del Proyecto Ciencia y Técnica en la Trama Urbana.

 

 

© Maria Estela Guedes
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