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ANDRÉS GALERA

Construyendo la fisiología del delito.
El modelo biotipológico de Nicola Pende

Dpto de Hª de la Ciencia, Instituto de Historia, CSIC.
Proyecto de investigación BHA2003-01429.

La ciencia de la ortogénesis

El delincuente es un objeto sintomático, y como sujeto enfermo puede ser reconocido siendo susceptible de recibir atención sanitaria. La ciencia bautizada por Pende con el nombre de ortogénesis , <<que se ocupa de la protección higiénica y médica del crecimiento físico y psíquico con el fin de construir el hombre normal, corregido de los errores y de las desviaciones a las que está expuesta la fábrica humana durante su periodo formativo>> (1), será la encargada de redimirlo. En este escenario, el delincuente engrosa las filas del contubernio patológico combatido por los higienistas para mejorar la raza humana en aras de un ideal de progreso y perfección que restringe la diversidad favoreciendo un uniformismo déspota subyugador del libre albedrío. Bajo la atenta mirada del poder poco importa la libertad de los súbditos tutelados por unos científicos que enarbolan la bandera del saber justificando la bondad de sus actos, contribuyendo, con o sin intención, a satisfacer los deseos del gobernante. Es el habitual conflicto de intereses entre el bien social y los derechos individuales, corrompido por la perversa e interesada utilización que la autoridad hace del saber moviendo los hilos del teatro de marionetas donde trascurre la cotidianeidad de la sociedad bajo palio de una ciencia que todo lo quiere y todo lo puede, supuestamente ajena al engaño. En el caso que nos ocupa, el Duce podrá convertir a Italia en una nueva nación admirada como potencia económica, militar, intelectual y racial (2).

Sustentada en la biotipología, la ortogénesis dirige los pasos del médico en su tarea correctora normalizando el presente y mejorando el futuro constitucional humano. El instituto ortogenésico dio cobertura espacial al sofisma, fue construido para controlar la raza, para salvaguardar la higiene del pueblo presente y futura. A tal fin, el edificio higienista se divide en seis secciones: medicina e higiene individual; biología de la raza y eugenesia; pedagogía; antropopsicología criminal; orientación y selección profesional; y política biológica (3). Organigrama representativo de tres niveles epistemológicos: educación, investigación y planificación, siendo la eugenesia el brazo armado de esta peculiar guerra científica contra los fallos de la evolución humana interpretada como un curso de progreso y perfección. Frente a los errores el programa eugénico tiene un sentido coercitivo diluido. El objetivo no es mejorar la raza mediante cruces selectivos correctores de la endogamia, e inhabilitar quirúrgicamente a los portadores de enfermedades hereditarias impidiendo la propagación sexual; la planificación se basa en vigilar para prevenir la forma y la función desde el neonato hasta el adulto corrigiendo las disfunciones que puedan manifestarse en el proceso de gestación y desarrollo individual (4). La dimensión genética del problema no exige la castración, basta con impedir la reproducción entre individuos portadores para, basándose en el principio de dominancia y recesividad establecido por la genética mendeliana, evitar la expresión genética de la enfermedad permitiendo que permanezca latente a cambio de disminuir los efectos de la represión biológica (5). Cuestión de grados de libertad.

El Instituto Biotipologico Ortogénetico de Génova y el romano Instituto de Bonificación Humana y Ortogénesis, surgidos en la Italia fascista de los años veinte y cuarenta (6), ejemplifican la arquitectura biotipológica ideada por Pende para poner en práctica su modelo de selección artificial de la raza humana basado en la endocrinología. Razones y sinrazones se agolparon entre los muros de estas fábricas de sueños científicos convertidas en centros de poder al servicio de una causa política. Tal y como escribió el filósofo Bertrand Russel, al <<averiguar las leyes de la naturaleza podíamos esperar manipularla, y así la ciencia se hizo el origen del poder>>(7). El caso de Nicola Pende es otro buen ejemplo.

 

(1) N. Pende, <<Ortogenesi (scienza della)>>; en E. Florian, A. Nicéforo, N. Pende (eds.), Dizionario de criminología , Milán, Francesco Vallardi, 1943, 2 vols., v. II, p. 607.

(2) Nicola Pende, Scienza dell'ortogenesi , Bergamo, Istituto italiano d'arti grafiche, 1939, p. 7.

(3) N. Pende, <<La biotipología humana>>; en Pende (1932), pp. 115-116.

(4) N. Pende (1939), p. 8.

(5) Ibíd. m, p. 201.

(6) Sobre el tema cf . Gustavo Vallejo, <<El ojo del poder en el espacio del saber: los institutos de biotipología>>, Asclepio , vol. LVI, fasc. I, 2004, pp. 219-244.

(7) Bertrand Russell, La perspectiva científica , Barcelona, 1986, p. 78.