Procurar textos
 
 

 

 

 

 







ANDRÉS GALERA
El sentido religioso de la teoría de la evolución

GEA, Centro de Ciencias Humanas y Sociales, CSIC. El texto es una versión ampliada del publicado con similar título en M.Polo (coord.), Religión y ciencia, Cuenca, Universidad Castilla La Mancha, 2007, pp. 111-126

La Biblia científica

Hasta el siglo XIX la Biblia fue la guía indiscutible para generaciones de científicos cristianos. El texto sagrado establece dos etapas cruciales a la hora de explicar la historia de los seres vivos: el paraíso terrenal y el diluvio universal. Racionalizar esta teología de la naturaleza fue, y es, un problema de conciencia para las mentes pensantes. En el siglo XVIII, el naturalista sueco Linneo dio ejemplo de cómo hacerlo; fue pertinaz en compaginar ciencia y religión, y lo hizo ideando un sistema biológico respetuoso con el relato bíblico, hilvanando con imaginación la palabra revelada a los hechos observados. En el origen, el paraíso terrenal estaría emplazado en la isla de Ceilán (hoy Sri Lanka), permaneciendo inundada el resto de la litosfera. Los continentes emergieron del fondo marino mediante un sencillo proceso sedimentario. Lo explica Linneo en la 6ª edición de su Sistema Natural, el año 1748, es la teoría de los sargazos. La proliferación de algas sobre la superficie marina tiene una función estabilizadora, mantiene el mar en calma favoreciendo la sedimentación de las partículas suspendidas en el agua. El fondo se eleva a medida que se deposita la materia. Mediante este, lento y progresivo, proceso sedimentario la tierra abandona su estado de inmersión; el escenario físico de la creación cambia y es necesario conciliar el relato bíblico con el maremagno de especies conocidas imposibles de ubicar en el paraíso por falta de espacio. Para adaptarse al nuevo estatus geográfico la creación deja de ser un acto puntual convirtiéndose en un proceso cronológico polivalente, es hija del tiempo según la terminología usada por Linneo que, obligado por los hechos, temporaliza el proceso y admite cierto grado de variabilidad en los seres vivos. Fue en los años sesenta cuando se produjo el cambio ideológico, cuando abandona el fijismo radical que históricamente le persigue. Originalmente Dios formó una sola especie de cada género, mientras que las restantes aparecerán posteriormente por hibridación. La restricción numérica y la variabilidad específica son necesarias para respetar los límites geográficos impuestos al paraíso y adaptarse al posterior desarrollo de la orografía continental, territorios que deberán ser colonizados por los animales y las plantas. Así, materializado en una región geográfica, el paraíso pierde su cualidad sobrenatural y la creación deja de ser una entelequia, tiene unas coordenadas y representantes tangibles. Dios es el artífice y el programa continúa su marcha inalterable pero la naturaleza se ha convertido en un fenómeno actualista, es la consecuencia de contemporáneos mecanismos biológicos y geológicos. La acción divina se aleja del presente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El 5º día de la Creación



Johann Scheuchzer, Física sagrada, o historia natural de la Biblia, 1731.





ANDRÉS GALERA
Professor. Investigador no CSIC: Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, Madrid.