Maria Alzira Brum Lemos.............

Entrevista a Rey Andújar

1. Eres uno de los más reconocidos escritores actuales del Caribe. Háblanos un poco de tu trayectoria.

Desde muy niño siempre tuve gran fascinación por lo literario; inventaba juegos y amigos de la imaginación con los que compartía cosas de unos libros que se convirtieron en mis juguetes (la infancia fue de extrema pobreza; yo vengo de la versión caribeña de las favelas de ustedes).

En la adolescencia empecé a leer en serio y de todo, muy diverso. Mis padres no vivían en Santo Domingo, lo que me permitía viajar, ir a museos, tener acceso a otra clase de cinema y de músicas y por supuesto, otras librerías. De adulto, sin importar mis diversas ocupaciones para ganarme el sustento, siempre he asumido la literatura como algo de tiempo completo. Creo que poco antes de los treinta años fue que empecé a escribir en serio; me di cuenta de que nunca quise hacer otra cosa.

2. Actúas en distintas artes (literatura, poesía, performance, teatro) y asimismo como ensayista. ¿Cómo conectas todo esto? ¿Tienes algo que se pueda llamar un proyecto estético o intelectual?

Mucho antes de publicar mi primer libro, adopté la costumbre de aprenderme los poemas favoritos porque identifiqué que algo relacionado con el ritmo en los mismos me llamaba la atención. En un tiempo de crisis, me pasaba por los bares del Santo Domingo Colonial recitando esos poemas con un amigo que tocaba el clarinete. Un día, una investigadora teatral me propuso ser parte de su proyecto de performance, que incluía músicos, cineastas, pintores… Ahí conocí las bases del teatro de Barba y Grotowsky; leí la narrativa de Beckett y lo más importante, dejé de vivir en la calle, por esos días le estuve dando fuerte al alcohol. Trabajar con este grupo de personas me cambió y me salvó la vida, aunque no me di cuenta hasta mucho después. Lo más importante es que siempre tuve claro de que quería ser narrador y ellos respetaron y estimularon eso. La facilidad con que me manejo en las diferentes corrientes del arte se debe a que yo me acerco a las mismas con mucha curiosidad y respeto. No pretendo mañana ser fotógrafo, aunque sí me interesa la mecánica de la fotografía, en el sentido que beneficie mi trabajo narrativo.

3. Eres dominicano, vives en Puerto Rico, viajas constantemente. ¿Qué lugar tiene la geografía y la historia, o el Caribe, en tu trabajo? ¿Cómo te relacionas con las tradiciones culturales y literarias?

Ese constante movimiento le ha brindado cierto sentido de desarraigo a mi trabajo. Con el tiempo he identificado lo que no me gusta de la literatura: el mal uso de la nostalgia. Cuando uno se enfrenta al proceso artístico sin la pretensión de dejar un “documento”, el mismo adquiere un sentido de libertad y desenfado que me resulta bastante atractivo. Por lo tanto, uno puede darse el lujo de leer lo mejor de Galeano y de Reinaldo Arenas, sabiendo que por ejemplo, ellos se encontraban en las antípodas ideológicas. Por el momento trabajo con mi historia más cercana. A menos que sea totalmente necesario, no verifico datos históricos, ni geográficos; para mí es bien importante “el momento” mismo de la escritura, es decir, si estoy narrando una historia, me procuro lo necesario antes de empezar y si algo surge en el momento, busco la manera de resolverlo con mi imaginación. Todo mi trabajo está impregnado de una mentira real-fantástica. Esa chispa del niño fabulador que siempre fui, vive en mí, serena y constante, todavía; inventé realidades para bregar con la “actual”, que siempre termina colándose en mis relatos.

4. ¿Y con los lenguajes y los códigos contemporáneos, como el rock, la Internet, los distintos nomadismos etc?

No es algo que me proponga a la hora de escribir. Si hay un teléfono celular en la historia, si ésta lo necesita, sale. Lo mismo pasa con la modernidad, el futuro o el pasado. Yo escribo en una suerte de presente-trance; para mí una computadora es una “cosa” y a mí me interesa mucho lo que le pasa a la “gente”… eso sí me lo planteo mucho antes de enfrentarme al texto. Por lo demás, el “objeto” tiene un papel secundario en mi trabajo, hasta el momento. Podría decirse que me interesan más los sujetos que el objeto que manejan. He escrito cosas muy variadas pero todas unidas por un factor común, y es esa lucha interna del ser y cómo se manifiesta en su exterior.

Sin embargo, hay algo que me interesa sobremanera, y quizás tenga que ver con mi propio estilo de vida: las migraciones. Ese tema siempre me ha preocupado, el por qué nos trasladamos. En ese sentido me atraen mucho los relatos de viaje, las bitácoras literarias. Quizás es por esto que siempre he leído con tanto cariño a Álvaro Mutis; las novelas esas de Maqroll el Gaviero, no son sólo los libros que más he releído, sino también los que más he comprado porque siempre los regalo a los amigos.

5. ¿Qué o quienes crees que te influyen? (Tanto en la literatura como en poesía u otras artes?

Pues hay de todo: en los artistas, desde los grandes y muy reconocidos, como Van Gohg, por quien siento una gran fascinación, hasta los también grandes aunque mucho más humildes, como un escritor dominicano ido a destiempo, René del Risco Bermúdez. Me gusta mucho la fotografía en blanco y negro y la buena música, desde el hiphop, el rock, lo clásico y mucho jazz. Literariamente quiero pensarme hijo de una tradición faulkneriana –Onetti, García Márquez–; siento un deleite casi vicioso con Lobo Antunes y también con toda la cultura japonesa e italiana. Del Caribe me gustan los colores y las posibilidades. Puedo apostarte que si nos ponemos a ver, los brasileños y los cubanos no están muy lejos que digamos en ciertas cosas como las comidas y las danzas. Eso me fascina. Desde ahí se proyecta todo mi trabajo.

6. Tu trabajo tiene un fuerte componente político y social. ¿Qué sentido tiene la política para ti?

Al releer mis textos me doy cuenta de que ese componente siempre estuvo presente, pero más que denuncia, el interés era enmarcar el entorno de los personajes; ver cómo éstos se comportaban dentro de estas limitaciones. Es innegable que con el tiempo y las lecturas, las posiciones de uno cambian o se solidifican. Si antes me acerqué al aspecto político, debo confesar que fue desde el inconsciente. Ahora estoy más alerta pero mi compromiso primario es con el proceso artístico, la denuncia no puede ser traída por los pelos; debe cumplir un rol fundamental en el trabajo que se está desarrollando. Creo que sólo un agitador se propondría escribir un texto de esta manera. Como he dicho anteriormente, me interesa la gente y su circunstancia; el asunto es que a la mayoría de mis personajes les ha tocado la mala suerte de vivir en “estas” circunstancias terribles; el desamparo, el hambre; la injusticia, etc.

7. Tú publicas en grandes editoriales, editoriales independientes (Sobre todo Isla Negra, importante editorial independiente caribeña), en Internet, etc… ¿Cómo es tu relación con el mercado? ¿Cómo sobrevives?

Lo que para muchos puede parecer una desventaja, puede convertirse en fortaleza. Existe un común denominador actual para los escritores del Caribe hispano y es la falta de un proyecto editorial con solidez. Los proyectos editoriales independientes “sobreviven” imprimiendo, por ejemplo, libros de texto para, con el dinero que queda, desarrollar proyectos de narrativa y poesía, que ya la gente lee muy poco. La más reciente crisis económica mundial le asestó un duro golpe a todos estos proyectos editoriales. Aunque uno no escriba pensando en publicar, entiendo importante apoyar estas editoriales. Desde el verano pasado imparto talleres de creación literaria en otra editorial joven e independiente, Terranova Editores, y siempre procuro asignar a los estudiantes desde los clásicos caribeños hasta libros muy recientes; entiendo que de esta manera aporto algo al gremio que pertenezco. Uno no está aislado y tiene que reconocer eso. Nunca he vivido “de” la literatura, sino “para” ella. Con el dinero que entra de mis libros, que no es mucho, siempre trato de hacer algo que beneficie mi trabajo, ya sea conseguir herramientas (mi computadora, mi cámara) o financiar algún proyecto (como mis obras de teatro o un libro nuevo). Para el dinero de la comida y la renta siempre he trabajado en bares y restaurantes, y aunque es muy duro y el cuerpo se resiente por las malas noches o las amanecidas, nunca me ha faltado trabajo o techo, o con qué pagar las necesidades tributarias de fin de mes.

¿Si quisiera solamente dedicarme a la literatura? Quizás, no sería mala idea… pero también pienso en que, el arte como condición, necesita de ese elemento exterior. Sería muy pretencioso y poco realista plantearse un proyecto como este dada nuestra precaria realidad del mercado artístico tercermundista. La gente siempre va a beberse una cerveza mucho antes de comprar un libro. Además, habría que considerar, al ver la lista de nuestros más vendidos, si uno quisiera ser nombrado en ese listado, junto a reinas de belleza o presentadores de televisión semianalfabetos que cada semana deciden ilustrarnos con sus vidas y obras en un bestseller. Al final, el artista verdadero encontrará la manera de subsistir; en mi opinión, ese artista necesita verse enfrentado con su medio y quizás esa cuota de vértigo y de imposibilidad, de rechazo, tan importante para decantar su trabajo.

http://amoricide.blogspot.com/

Maria Alzira Brum Lemos (Brasil) é pensadora, escritora, pesquisadora, tradutora, criadora e realizadora de atividades artísticas, culturais e literárias. É doutora em Comunicação e Semiótica. Publicou, entre outros,  A Ordem Secreta dos Ornitorrincos (São Paulo, Amauta, 2008)e Novela suvenir (México, DF. Fonca e Santa Muerte Cartonera).