2005, narrativa en Santa Cruz, Bolivia: Informe sobre el agua
Gary Daher Canedo (1)

Sólo por los colores ya valdría la pena vivir eternamente.
Elías Canetti, El suplicio de las moscas

Santa Cruz de la Sierra (2), la que emerge en este siglo xxi, se diría que es una ciudad hija de la inundación. Desbordado el río Piraí (3) en 1983 se llevó por delante barrios, casas, gente, como si los dioses hubieran determinado el cambio de los tiempos. Con la emergencia se garabatearon las construcciones para los damnificados. Así se rompieron las esclusas que dieron paso a los satélites: Plan 3000, Villa Primero de Mayo, Pampa de la Isla, que recibieron la inundación humana (4) . Inmigrantes pobres de todas las regiones del país, incluyendo el vaciamiento de las propias provincias cruceñas. Entonces la urbe se establece, siguiendo el modo de las ciudades latinoamericanas: hacinada, anárquica, famélica, escindida, monstruosa.

Esta ciudad es una desconocida en el sentido íntimo, no otra es la pavorosa cifra que marca muy por encima de un millón de personas, no nos alcanzaría la vida para establecer un pequeño diálogo de cinco minutos con cada una de ellas; pero que nadie se preocupe, ya hemos aprendido a vivir solos. Apretados en los cafés que han proliferado sobre la avenida Monseñor Rivero (5), en un intento por abandonar los hábitos rurales, adquiriendo modales civilizatorios, sin ruidosa banda, intentando bajar el tono alto de la voz, nos buscamos para mirarnos, asombrados, perplejos de que todo haya mudado. Entonces sucede el encuentro de las palabras, la posibilidad de otras lecturas, el nacer de una literatura urbana.

Hay, sin embargo, un dato esclarecedor. Esta es una ciudad de inmigrantes, siempre lo fue. Inclusive sus propios habitantes ancestrales lo fueron. Si no, recordemos que San Lorenzo (6), que así se llama verdaderamente la ciudad, recibió en algún momento del siglo xvii a los cruceños que venían huyendo del asedio chiriguano (7). Todos llegamos a Santa Cruz: la amada, la dispuesta, en cuyos brazos creemos encontrar la epifanía de una vida mejor. Engañado por el verde, el cuerpo se yergue, el cabello se encrespa, los ojos relucen; cuerpos que han descubierto la virtud de la desnudez y la bendición del agua que sirve para curar dolores del alma a través de los surcos que hace en la piel, bendición de los baños, por lo cálido, por lo abierto, por el aire.

En este escenario, se ha instalado de repente la Feria del Libro de Santa Cruz (8), que también quiere ser Internacional. Desde hace más de un par de años la gente se vuelca en busca de los libros, hasta que en este 2005, un Quijote monumental, del escultor Juan Bustillo (9), guarda la entrada, construido a punto de tomar vuelo, leve caballero, fortísima estructura. Una apuesta estética macanuda, lanza y adarga en pos de la palabra, como un signo premonitorio de toda esta actividad que nos está sucediendo.

Las mujeres cruceñas están estableciendo territorios en el lenguaje. Así Giovanna Rivero Santa Cruz (10), reciente vencedora del Premio Nacional de Cuento Franz Tamayo, confirma con sus textos esa voz que nos plantea los trances sufridos en el escenario del poder, esta vez ejercido y resistido entre la pareja. No otro es su reciente libro Contraluna, una colección de cuentos donde la mirada de la mujer sacudida por las demandas contemporáneas dibuja atmósferas en las que los actos, los objetos, los amores, las nostalgias, están hechos para lastimar, porque ser hermosa y ser deseada se han transformado en sus necesidades básicas. En la otra esquina, Claudia Peña Claros (11) trabajando el tema erótico desde la mirada de la inocencia, donde hay un diario de las rupturas, la búsqueda por liberarse de viejas ligazones. Estimación derivada de sus dos nuevos libros, Inútil Ardor y Que mamá no nos vea. Estos ejemplos muestran el desplazamiento del discurso de la mujer, que ha abandonado los espacios de la lucha frontal del feminismo, panfletario y demandante, por la del dibujo de los conflictos, el desarrollo del escenario y la propuesta de la necesidad de una armonía en el conjunto de la pareja. Por el momento, desde la voz interior y femenina: literatura osada y sin tapujos dejándonos su desnudez honesta y conmovedora.

Probablemente en este mismo sendero de lecturas de la cotidianidad, marcharía la propuesta de Oscar Barbery Suárez (12) con Cuentos para leer con asco, que transita los conflictos de las transgresiones sociales con voces diversas que incluye el lenguaje de los adolescentes, y la mirada asombrada de los citadinos que han ingresado al infierno del vicio, de la neurosis y las perversiones. Cada cuento en este libro parece destinado a ensayar un modo de expresar la sombra entre la realidad y la fantasía.

Por su parte, Homero Carvalho Oliva (13), con La ciudad de los inmortales nos regresa a los años de la lucha por la democracia. Jóvenes bolivianos involucrados con un proyecto político, época en la que las ideologías estaban ligadas a los sueños. Acaso esta pintura de un periodo espatulado por uno de sus testigos configure el registro de los tiempos: anécdotas, historia, ficción y nostalgia, confundidos en una novela que no quiso quedarse en crónica. La ciudad de La Paz, de principios de los ochenta, rediviva por un escritor cruceño, como para que creamos en la concurrencia de las miradas.

Para confirmar lo urbano, Paz Padilla (14) nos ha traído Anaí, una novela que en la línea que le caracteriza, quiere devolvernos a lo mítico desde lo rural, fantasmagórica la imagen del que abandona su pueblo -con el sueño-delirio de regresar como salvador- en un espíritu que hace de Vallegrande (15) nuestra Comala local.

Pero el agua apenas comienza a subir: como para quedar ahítos de noticias, hay más. Aunque he deseado ceñirme al género de la narrativa, no puedo dejar de mencionar a Mauricio Peña Davidson (16), quien ha publicado La pasión del lenguaje, que a la manera de un buen lector, como si narrara, nos convoca para que compartamos la conmoción que (le) provoca la poesía de Borges. Un hermoso trabajo de aproximación que lleva a los lectores a sumergirse dentro del género menos estudiado del opus borgesiano: la poesía. No es necesario, entonces, resaltar que la producción cruceña se ha hecho variada. Vaya cada uno a buscar las figuras en ese cubo de múltiples colores. Y en colofón, las noticias dicen que hay voces jóvenes, voces nuevas, acaso alguna ya contundente. Sobre el horizonte se siente esta emergencia, que de la manera que va, acaso se abra como sucede a los tajibos en el bosque seco: lágrimas de color, incendios de amarillo, rojo y blanco, sobre el fondo misterioso del verde.

También debo, en atención a este documento, informar sobre el libro de mi autoría El lugar imperfecto, una especie de diálogo con el lector que intenta descerrajar los temas de la contemporaneidad como con un taladro, y que ha sido presentado como parte del proyecto Gente Común, Editorial especializada en literatura y que en el corto tiempo de dos años ya ha publicado 21 títulos. Dentro de lo cual cabe mencionar también a dos editoriales cruceñas que han dedicado sus esfuerzos para publicar obras literarias. Se trata de la editorial La Hoguera y El País. Asombrando a propios y extraños con una nutrida oferta de títulos.

Hasta aquí este informe sobre el agua y su sucinto panorama de la literatura, en el género de la narrativa, que se teje en Santa Cruz y vislumbrada desde la cosecha del 2005; otra inundación más, esta vez de ojos, de palabras, de sueños, de gestos y propuestas. Acaso no sagradamente originales, pero intensos, sí, algunos brutalmente intensos como nuestras horas. Todo dentro del contexto que hace a la literatura boliviana que ofreció este año los éxitos de Juan Claudio Lechín (17) como finalista del Premio Rómulo Gallegos con La Gula del Picaflor, Edmundo Paz-Soldán (18) en la reedición de su novela El Delirio de Turin con gran éxito en Sudamérica y Eduardo Scott (19), el Premio Nacional Alfaguara de Novela con La Doncella del Barón Cementerio.

Agua boliviana y profunda que empieza emerger desde el interior, desde la sagrada mina del silencio.

 

(1) Gary Daher Canedo, 1956, escritor, poeta, ensayista, traductor y narrador. Ha publicado seis libros de poesía, los ensayos En busca de la piedra y el agua, las traducciones Safo y Catulo: poesía amorosa de la antigüedad, Tamil, y las novelas El olor de las llaves, El huésped y El lugar imperfecto. www.garydaher.com.

(2) Santa Cruz de la Sierra, fundada en 1561 por Ñuflo de Chávez a 130 kilómetros de la actual, es una ciudad de 1.300.000 habitantes situada al oriente de Bolivia, y que ha recibido una fuerte migración desde los otros departamentos, especialmente en el lapso de los últimos 30 años.

(3) Río afluente del Río Grande, cuenca del Amazonas, que pasa por un borde de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra.

(4) Plan 3000, Villa Primero de Mayo, Pampa de la Isla son nombres de populosos barrios de Santa Cruz de la Sierra donde se ha asentado principalmente la migración.

(5) Avenida central de Santa Cruz de la Sierra, famosa por haberse llenado de cafés y confiterías donde se acostumbra extender los locales con mesas y sillas a la calle.

(6) San Lorenzo de la Frontera fundada en 1590 por Lorenzo Suárez de Figueroa, donde en 1621 se decidió reunir los cabildos de San Lorenzo y Santa Cruz de la Sierra en uno solo bajo el nombre de San Lorenzo, nombre que, sin embargo, hacia 1740 derivó en el de Santa Cruz de la Sierra, pues así se continuaba llamando la provincia.

(7) Cultura de las últimas estribaciones andinas en Santa Cruz que siempre mantuvo su lucha y rebeldía contra la corona española sin rendirse jamás.

(8) Feria anual del libro en Santa Cruz de la Sierra que en el año 2005, en su sexta versión recibió más 30.000 visitantes.

(9) Escultor boliviano, trabaja obras monumentales, generalmente en metal.

(10) Giovanna Rivero Santa Cruz, 1972, escritora. Ha publicado Nombrando el eco, Las bestias, La dama de nuestros sueños, Sentir lo Oscuro, Contraluna y la novela Las Camaleonas.

(11) Claudia Peña Claros, 1970, poeta y escritora. Ha publicado El evangelio según Paulina, Inútil Ardor y Que mamá no nos vea. www.inutilardor.blogspot.com

(12) Oscar Barbery Suárez, 1954, poeta, dramaturgo, narrador y dibujante y autor de historietas. Ha publicado El Portavoz, Tu Nombre en Palo Escrito, Ay Chavela, ABC Guía de Costas y Cuentos para leer con asco. www.historietaboliviana.com

(13) Homero Carvalho Oliva, 1957, escritor y narrador. Ha publicado, entre otros, Cuentos súbitos, Ajuste de Cuentos, Memoria de los Espejos, El espíritu de las cosas, Santo Vituperio y La ciudad de los inmortales.

(14) Paz Padilla Osinaga, 1960, escritor y narrador. Ha publicado, entre otros, N’el umbral, El paraíso de los perdidos y Anaí, la tejedora de sueños.

(15) Capital de la provincia de su mismo nombre en el Departamento de Santa Cruz, está ubicada a 244 km. de la capital. Vallegrande, ubicada a 2030 mts. de altura, es conocida mundialmente por encontrarse cerca de La Higuera, donde Ernesto Che Guevara fue ejecutado.

(16) Mauricio Peña Davidson, 1940, conocido literato cruceño, autor de La Pasión del Lenguaje.

(17) Juan Claudio Lechín, 1956, escritor, dramaturgo, ensayista y novelista. Ha publicado El festejo del deseo, Fernando el caótico, El tonto del aula, Gonzalo Pizarro el malogrador y La Gula del picaflor. www.lechin.net

(18) Edmundo Paz Soldán, 1967, autor de Las máscaras de papel, Desapariciones, Dochera, Amores Imperfectos y las novelas Días de Papel, Alrededor de la Torre, Río Fugitivo y El delirio de Turin. www.riofugitivo.blogspot.com

(19) Eduardo Scott Moreno, 1955, escritor y novelista. Ha publicado El círculo de los iniciados, Con los ojos abiertos y La Doncella del Barón Cementerio.

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